Y entonces me despierto, pero me doy cuenta de que sigo dormido cuando me veo en medio de una comida con una vieja amiga de Madrid. No me apetece nada que no sea ordenar mis sentimientos, pero quiero, tengo que ir, y no voy solo así que no puede ser tan malo.
Hola, que tal, cuánto tiempo, todo bien... y nos vamos a sentar. Al llegar a la mesa advierto que ella ya cogió sitio, ella: la que me ha vuelto a rechazar. (Qué hace aquí?? Mi subconsciente me debe estar jugando una mala pasada, no entiendo qué pasa aquí) Al ver su bolso intento alejarme de él, pero acabo justo a su lado... Me siento, miro para el otro lado y hago mi mayor esfuerzo para pasar una agradable velada.
Y así sucede, todo muy agradable, el tiempo pasa rápido como si fuera a perder el bus, nos divertimos con los juegos mas minimalistas y tontos del mundo, pero nos divertimos como enanos. Excepto en lo que se refiere a ella, sin miradas, sin contacto, sin interacciones. De repente se levanta de un salto en la silla de al lado y me agarra el colgante, mientras con reproche me dice:
-No entiendo como puedes cuidar esto mejor de lo que me cuidaste a mí.
"Esto", un objeto, un mero recuerdo de lo que podría ser y no es.
La cabeza empieza a darme vueltas y me levanto sobresaltado, en mi cama, son las 4:00 de la mañana.
Ciertamente metí la pata, con ella, no cuidé su corazón tan bien como cuido su recuerdo, pero tampoco tengo la oportunidad de arreglarlo. No soporto más los reproches, ahora me la juego a mí mismo en mis sueños para martirizarme un poco mas... un día mas...
Corregir mis errores o seguir adelante, haré cualquiera de ellas, pero no podré mientras el remordimiento me coma por dentro y el reproche me machaque por fuera. Busco una manera de que me perdones, pero no encuentro la forma adecuada para disculparme........... aún.
Ju 14-26 |